W. C. Röntgen informó el descubrimiento de los rayos X en diciembre de 1895 después de siete semanas de trabajo asiduo durante el cual había estudiado las propiedades de este nuevo tipo de radiación capaz de pasar a través de pantallas de espesor notable. Los llamó rayos X para subrayar el hecho de que su naturaleza era desconocida. La noticia de este descubrimiento despertó inmediatamente un inmenso interés en el público y también inició una intensa investigación en varias direcciones., Los médicos y físicos comenzaron ya en enero de 1896 a usar rayos X en pacientes para investigar el esqueleto y posteriormente el pulmón y otros órganos. Este fue el nacimiento o radiología. Rápidamente observaron eritema en la piel, lo que llevó a la idea de usar rayos X contra una variedad de lesiones. En junio de 1896 el primer paciente fue tratado con radioterapia. J. J. Thomson (Cambridge, Reino Unido) demostró que los rayos X eran capaces de ionizar gaz y el estudio de este fenómeno llevó al descubrimiento de electrones en 1897. Para entender la emisión de rayos X, H., Becquerel (París) investigó el papel de la fosforescencia del vidrio del tubo y mientras lo hacía descubrió la radiactividad en marzo de 1896. Los rayos X y la radiactividad fueron el origen de la revolución científica a finales del siglo XIX y principios del XX. La investigación sobre materiales radiactivos demostró la existencia de átomos que hasta entonces habían sido solo una hipótesis conveniente para explicar las reacciones químicas, pero cuya realidad era considerada como dudosa por la mayoría de los físicos., Además, la interacción de partículas emitidas por radionucleidos y átomos permitió primero el estudio de la estructura del átomo y posteriormente de su núcleo. La materia, los elementos que se pensaban que eran inmutables, se encontraron transmutables, y finalmente se desintegraron. El origen de la energía transferida a la radiación emitida apareció como un misterio y para explicarlo el físico tuvo que aceptar que la materia podía convertir energía. En 1903 Einstein estableció la equivalencia entre materia y energía., La materia, la energía, la electricidad, la luz que antes se consideraban cantidades continuas se encontraron discretas: hay partículas de materia (partículas elementales), energía (quanta, Planck 1905), electricidad (electrón), luz (fotones). La desintegración radiactiva, las interacciones de partículas impusieron una física probabilística que reemplazó progresivamente a la física determinista clásica. La radiactividad se puede utilizar como un reloj para medir el tiempo en el universo. Se hicieron dataciones de fósiles, obras maestras del arte y también de la tierra, el sistema solar y el universo., La difracción de rayos X demostró ser una poderosa herramienta para estudiar cristales y moléculas, en particular proteínas, y en 1953 permitió demostrar la doble hélice del ADN. Por lo tanto, los rayos X y la radiactividad originaron una revolución en la física y la ciencia y en la visión de la naturaleza. Los rayos imperceptibles y sin embargo tan poderosos demostraron las deficiencias de nuestros sentidos. Las entidades matemáticas y la instrumentación deben complementar nuestras sensaciones., El enorme incremento en nuestro conocimiento va acompañado de un divorcio entre el científico y el laico que ahora a menudo tiene grandes dificultades para comprender nuevos conceptos no solo en física sino también en Biología.